Casi siempre, o todos los días, asomo mi existencia por la ventana.
Y es que da curiosidad saber con que te vas a encontrar. Que si hace viento, que si no,
que si el cuarto piso es muy alto, que tal vez no.
Que si las aves murmuran en silencio, viéndote fijamente, o tal vez no.
A veces, lo que veo no es más que un montón de ramas secas, o nada.
Nidos de pájaros que se caen, palomas que vienen, que vienen y que van y que se marchan.
Polvo, que siempre entra por la ventana opacando la pantalla de la televisión, los muebles, las lociones y los cuadros.
Mariposas viajeras que chocan contra el vidrio, abejas que hacen sus nidos en las esquinas, insectos que marchan por las paredes cuarteadas.
Todo unos segundos,todo unos minutos. Y todo para darme cuenta de que la ventana ni yo, estamos solos.
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